Just Cause 4

7.1 Nota General
Gráficos: 7/10
Jugabilidad: 7/10
Diversión: 7/10

La libertad y posibilidades al combinar todas las habilidades de Rico funciona y sigue siendo una maravilla | La variedad climática de Solis

La sensación de estar jugando a una expansión | Las misiones y el concepto de su mundo abierto: repetitivo y anticuado | La historia coge en una servilleta

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Título: Just Cause 4

Desarrolladora(s): Avalanche Studios

Editor(es): Square Enix

Plataforma(s): Xbox One (versión analizada Xbox One X), PS4 y PC

Género(s): Acción y Aventura

Lanzamiento: 4 de Diciembre de 2018

Idioma: Textos: Español, Voces: Español

Los juegos de mundo abierto han sido sin ningún tipo de duda el género más popular en la presente generación de consolas. Sin ir más lejos, este mismo año no ha importado ambientarlo en la Grecia clásica (Assassin’s Creed Odyssey) o en el Salvaje Oeste (Red Dead Redemption II) para hacer un gran producto. Es un tipo de juego que se adapta a prácticamente cualquier contexto histórico o ficticio que se te pueda venir a la cabeza y al mismo tiempo donde cada vez las desarrolladoras se encuentran con más dificultades a la hora de innovar y/o ofrecer algo nunca visto entre tanta competencia. Los chicos de Avalanche no son nuevos en este terreno, con tres entregas a sus espaldas de su franquicia estrella y su paso por el mundo post apocalíptico con Mad Max, el estudio sueco ha vuelto este año a la carga con Just Cause 4.  La serie que cuenta con popularidad entre los jugadores no ha conseguido dar todavía el do de pecho para adentrarse entre la jet set de los sandbox. Está claro que a nivel comercial no le ha funcionado mal como para no dar luz verde a una nueva entrega por parte de Square Enix, no en vano lleva ya más de diez millones de copias vendidas entre todas las entregas y hoy por hoy existe una película en pre-producción con Jason Momoa como protagonista. Pero hagamos un repaso de lo que es Just Cause antes de tirarnos en paracaídas a por el análisis que nos ocupa.

La franquicia Just Cause supuso el debut de Avalanche como desarrolladora de videojuegos allá por el 2006 en PC, PlayStation 2 y Xbox 360. Un juego que suponía una alternativa a Grand Theft Auto al centrarse más en la acción desenfadada, propia de una superproducción cinematográfica de Michael Bay: explosiones por doquier, situaciones exageradas que llegan a lo cómico y un argumento que fácilmente podría escribirse en una servilleta. Después del éxito de este título editado por Eidos llegó Just Cause 2 en 2010, un juego que ya corría a cargo de Square Enix tras haber adquirido la editora occidental y que se estrenaba también en PlayStation 3 con un juego más amplio que su predecesor en todos los aspectos. En Just Cause 2 veíamos las bases de la franquicia que permitirían a los jugadores crear una puesta en escena digna del cine de acción palomitero: el inagotable paracaídas y su nuevo aliado, el gancho. Los problemas de Just Cause 2 en cuanto a diseño y un mapa exageradamente amplio no impidieron que cinco años después Avalanche se atreviera a lanzar Just Cause 3 en PlayStation 4 y Xbox One. Un juego que llevaba más allá la filosofía de hacer nuestras propias acrobacias locas y que creaba una dimensión jugable completamente nueva mediante la combinación del paracaídas, el gancho y ahora un traje de vuelo. Los jugadores ya daban a esta IP por terminada, no habían conseguido convencer a todos los usuarios ni críticos con un juego que abogaba por la pura diversión sin mayores pretensiones y era a todas luces la mejor entrega de la saga. Fue entonces cuando nadie se esperaba otro Just Cause que Avalanche presentaba durante el E3 2018 un título que fuera capaz de mantener todo lo que había gustado de la serie hasta el momento y potenciar todos esos elementos que habrían sido criticados en los últimos diez años. ¿Lo han conseguido esta vez? ¿A la cuarta va la vencida?

La historia nos vuelve a poner en la piel del revolucionario Rico Rodríguez en su aventura más personal hasta la fecha. Los fans de Just Cause son conscientes de que la narrativa nunca ha sido su punto fuerte, de hecho, es más una anécdota para sembrar el caos que cualquier otra cosa, y en Just Cause 4 esto no ha sido una excepción en lo que a pobreza argumental se refiere. El guión sigue los derroteros de las anteriores entregas, una ciudad totalitaria y un gobierno al que derrocar, lo que mejor se le da a Rico le hará viajar en esta ocasión a Solis donde  su enemigo no será un tirano sin más como en Panau (Just Cause 2) o Medici (Just Cause 3), sino que tendrá que plantar cara a la Mano Negra que está gobernada por Gabriela, un personaje estrechamente vinculado al pasado de Rico Rodriguez,, haciendo de Just Cause 4 una entrega más personal que la trilogía original. Como siempre Rico cuenta con los aliados de las entregas anteriores que se unen a otros nuevos personajes que iremos conociendo en las cinemáticas que harán avanzar la trama, los cuales irán ofreciendo logística y personal para hacernos con el control de esta ciudad sudamericana.

Viva la revolución… otra vez.

Con Just Cause 4 nos encontramos ante un título que sigue las bases de Just Cause 3, la fórmula es prácticamente idéntica y queda claro que el objetivo de Avalanche ha sido pulir las mecánicas ya asentadas de la franquicia. Las posibilidades de Rico siguen intactas, con esa extraordinaria jugabilidad que ofrece combinar el paracaídas con el garfio y el traje de vuelo, todo se ejecuta y se siente de forma rápida y fluida, dando muy buenas sensaciones a nivel de control. Es complicado dominarlo si somos nuevos en esta saga, puesto que estamos ante una IP claramente arcade que se aleja por completo de la idea realista de mundo abierto de Rockstar Games, pero si ya venimos de entregas anteriores no notaremos cambio alguno en el manejo a grandes rasgos. La única novedad a este nivel reside en el viento, factor importante a la hora de movernos por el aire, pues esta vez Rico tendrá que aprovecharse o verse afectado por las corrientes de aire que harán que vaya más deprisa mientras va planeando. Un elemento que le da realismo dentro de la poca verosimilitud que tiene un juego protagonizado por un tipo que se pasa más tiempo volando que Superman. Dejando esto a un lado, la principal novedad en cuanto a mecánicas reside en los nuevos utensilios que trae consigo Rico para Just Cause 4, principalmente unos globos aerostáticos y unos impulsores. Estos objetos son bastante personalizables (en cuanto a potencia, dirección o duración) y ofrecen nuevas posibilidades creativas de destrucción para Rico al combinarse con los gadgets que hemos dicho anteriormente. De todas formas, aunque es verdad que poder suspender en el aire o clavar un cohete a casi cualquier elemento del escenario ofrece diversión, no son características que supongan un antes y un después. La incorporación del traje de vuelo en Just Cause 3 daba una nueva dimensión al juego respecto a Just Cause 2 y esto es algo que no ocurre para nada con las novedades jugables de la cuarta entrega, que son todos y cada uno de ellos añadidos que perfectamente podrían venir con un contenido descargable como ya ocurrió en el propio Just Cause 3 cuando incluyó un jetpack.

La idea de mundo abierto de Just Cause 4 no ha cambiado en relación a los títulos anteriores, tenemos libertad total para campar a nuestras anchas por la región de Solis. El mapa, uno de los más grandes de la franquicia, es un elemento más dentro de la jugabilidad al ser nuestro parque de atracciones explosivo. Estamos ante un juego, nuevamente, continuista con todo lo que ha ido ofreciendo la saga y que se atreve a cambiar muy poco un concepto que a todas luces empieza a resultar rancio. Las misiones se dividen en principales, secundarias y actividades: las principales (llamadas operaciones) no son muy numerosas pero pueden ir desde manejar un tren blindado hasta manipular un pararrayos gigantesco; las secundarias se dividen al mismo tiempo en varios grupos (nos las ofrecerán los personajes secundarios) que incluyen desde ser especialista de escenas de riesgo para una película hasta buscar tesoros ocultos al estilo –salvando mucho las distancias- Tomb Raider; las actividades por su parte son el relleno más puro de los juegos de mundo abierto (planear por zonas dentro de un límite de tiempo, pilotar vehículos a toda velocidad…) y son por supuesto las más numerosas. Esto puede sonar variado, y en un principio lo es, pero cuando hayamos cumplido unas cuantas de, por ejemplo, especialista nos daremos cuenta de que siempre tienen el mismo planteamiento con pequeñas variaciones. Es una pena que Just Cause siga cometiendo el mismo pecado, y es que, si bien el diseño de misiones de esta entrega ya no se basa en ir a un sitio concreto y destruir todo el escenario, se vuelve tremendamente repetitivo y obsoleto en comparación con otras apuestas del género. La destrucción es un patrón no tan vital para completar el juego, a diferencia de Just Cause 2 y 3 no necesitaremos destruir torres de control, bidones de gasolina o generadores para completar una zona al 100%. La destrucción es necesaria para subir la barra de caos y desbloquear escuadrones que necesitaremos para ir recuperando Solis, indispensable para que se nos desbloqueen nuevas misiones de la trama, pero ya no es obligatorio limpiar una base enemiga de cabo a rabo ya que los elementos destructibles volverán a aparecer al salir y volver a entrar al juego, así que basta con hacer todas las misiones y actividades para ello.

Con todas las posibilidades que ofrece el control de Just Cause 4 se ven lastradas por un patrón en las misiones de sota, caballo y rey que se aplica a todo el juego y que en este caso se traduce por defender, escoltar y destruir. Es cierto que el control de los vehículos ha mejorado o las armas se sienten mejor, por tanto, que las misiones sean repetitivas no se hará tan pesado en ese sentido. Ambas vertientes crean nuevas situaciones como por ejemplo un arma que sopla ráfagas de viento pudiendo mover hasta un maldito portaaviones o helicópteros con un gancho incorporado para usar el escenario como bolas de demolición nos sacarán de más de un apuro. De hecho, al incluir un disparo secundario que no estaba presente en Just Cause 3 y hacer que por ejemplo ahora una ametralladora sirva también de lanzagranadas, son elementos que usaremos mucho más en el transcurso del juego que los globos aerostáticos. Como ya ocurría en Just Cause 3 podemos solicitar a nuestros aliados viaje rápido o que nos envíen a través de un avión de carga sacado de PUBG tanto armas como vehículos en cualquier punto del mapa; esto será necesario cuando por ejemplo necesitemos un vehículo para huir, nos hayamos quedado sin munición o busquemos un arma en concreto. La dificultad del juego está bastante bien ajustada, la idea de pedir las cosas por correo urgente y que aparezcan delante nuestra no rompe el juego, ya que hay una cuenta atrás hasta poder volver a utilizarlo. Por tanto, Just Cause 4 no es un juego especialmente fácil dadas las proezas que hace Rico pero tampoco imposible de completar lo grueso del juego. En total, si no somos víctimas de los molestos bugs que obligarán a repetir algún que otro punto de control, se nos puede ir fácilmente a las 40 horas para completar la historia y un 75% del total que ofrece, insertando a Just Cause 4 en la media de duración de los juegos de mundo abierto, pero a buen seguro un título que difícilmente volveremos a tocar cuando lo hayamos completado.

En el plano visual y técnico Just Cause 4 demuestra que se mueve bastante bien en su versión para Xbox One X. La consola más potente de Microsoft ha sido claramente la plataforma base del juego, tal y como la ha ido enseñando Avalanche por los eventos y ferias. Este Just Cause 4 se ha centrado en mantener el acabado de Just Cause 3 y potenciar aquellos elementos que no funcionaban como se esperaba en la tercera parte. La versión de Xbox One X se mueve a una resolución dinámica que variará según lo que tenga en pantalla entre los 1080p y el 4K, no está nada mal teniendo en cuenta que el resto de plataformas puede irse hasta los 720p. La decisión de Avalanche se comprende cuando esta cuarta entrega se mueve a una tasa de treinta fotogramas por segundo muy estable. Los que jugamos a Just Cause 3 fuimos testigos de los problemas de estabilidad que tenía el juego, no iba bien en casi ninguna plataforma cuando desatábamos el caos en pantalla. En este caso la idea de la resolución dinámica ha sido la mejor opción para garantizar que como mucho el juego baje a 27fps en momentos puntuales. Entonces ya tenemos lo más importante en un juego de mundo abierto, que se mueva fluido pase lo que pase en pantalla, y sabiendo la impresionante cantidad de personajes, vehículos, explosiones que pululan por el escenario cuando desatamos el caos de Rico Rodriguez esto tiene mucho mérito. ¿Qué ocurre con el resto? Pues hay un poco de todo, el juego está claro que no luce tan detallado como en los espectaculares vídeos que nos mostraban en las conferencias, los modelados y animaciones son idénticas a Just Cause 3 y cantan especialmente para mal en las cinemáticas, nada optimizadas y que en muchas ocasiones son propias de Xbox 360, pero cuando estamos en movimiento ocurren tantas cosas que es complicado fijarse. Los escenarios como venía diciendo son su punto fuerte, la ciudad de Solis está plagada de entornos variados: selvas, desiertos, montañas nevadas… es sin duda el entorno más logrado de toda la franquicia. Cada parte del mapa de Solis implica a la jugabilidad de alguna forma al contar con su propio clima: tormentas eléctricas o de arena, tornados, lluvia… en ese sentido Avalanche ha cumplido con lo prometido y si bien planeando notaremos el cambio bruscamente al pasar de una zona a otra gracias a un popping exagerado que va generando el mapeado delante nuestra, eso no le resta todos méritos, es un ecosistema con animales y entornos mucho más vivos que en Just Cause 3. Así que el juego tiene sus más y sus menos, el motion blur era exagerado hasta que se solucionó con un parche, y Avalanche ha tenido que hacer sus trucos para que el juego se moviera de forma estable en las consolas de sobremesa actuales. Una de cal y otra de arena.

Como viene siendo habitual Just Cause 4 ha venido también traducido y doblado al castellano, en esta ocasión con un trabajo mejor hecho en líneas generales. Es cierto que Just Cause nunca ha buscado un doblaje de cine, pero el reparto de voces para nuestro país siempre ha dejado mucho que desear, especialmente en la segunda entrega, aunque el asunto había mejorado en Just Cause 3 seguía siendo insuficiente con unos secundarios que costaba entender. Por suerte aquí Square Enix ha empleado actores de doblaje famosos como Rico Rodriguez que cuenta con la voz de Michael Fassbender en España y unas voces secundarias que si bien se repiten y a veces sueltan las mismas frases una y otra vez, termina resultando digno. La música del juego es bastante cañera y acompaña a Rico en todo momento, no resulta espectacular pero sí un acompañamiento que cumple con creces ante la locura que estamos viendo en pantalla. Pero una de las novedades sonoras de Just Cause 4 que más han gustado es la inclusión de emisoras de radio en los vehículos, en las entregas anteriores se activaba por defecto la misma música cuando, por ejemplo, tomábamos el control de un coche, pero en esta entrega se ha incluido un buen número de emisoras muy diferentes entre sí y con un buen puñado de canciones. La ambientación de Solis está por tanto bastante lograda a todos los niveles, y es que Avalanche se ha atrevido incluso a incorporar easter eggs muy graciosos que no os vamos a desvelar y que se habían olvidado tras aquel estupendo guiño a Perdidos en Just Cause 2.

El escorpión pica pero no envenena.

Esto resume lo que Just Cause 4 puede dar de sí, estamos ante el juego más completo de la franquicia, un título notable que mantiene todo lo que gustó en Just Cause 3 y al mismo tiempo le incorpora novedades para dar a los fans muchísima acción combinada con unas mecánicas que definen a la perfección el dicho “hacer el cabra”. Los cambios, escasos y más propios de una expansión que de una nueva entrega per se, están presentes y se notarán por parte de los seguidores de esta serie en un juego que sigue presumiendo a la par que careciendo de los elementos que se le han ido criticando a lo largo de los años.

El paracaídas, el gancho y el traje de vuelo siguen siendo tan adictivos y gratificantes de manejar como siempre gracias a una puesta en escena increíble, con un acabado visual mucho más sólido que su predecesor y que impresionará desde el primer momento que vemos a Rico Rodriguez en acción. Pero todo esto resultará insuficiente para aquellos usuarios que estén buscando una historia que te atrape o un diseño del mundo abierto que, si bien ha mejorado tanto en progreso como en misiones, sigue estando anticuado para los tiempos que corren por muchos tornados que veamos en pantalla. En ocasiones este Just Cause 4 deja la sensación de ser más una expansión que una nueva entrega, siendo el juego de la franquicia que asienta y refina las bases, pero al mismo tiempo el que menos innova dentro de la misma.

Con todo, esta cuarta entrega es una apuesta convincente y recomendada de forma casi exclusiva a aquellos que quedaron satisfechos con Just Cause 3, no a los que busquen un juego de mundo abierto al más alto nivel capaz de competir con lo que hace Rockstar Games o la propia Ubisoft. Deja patente que Avalanche Studios tiene que atreverse a dar un gran paso de cara a una nueva entrega, un giro de 180 o 360 grados en su concepto de mundo abierto con la incorporación por fin de un modo online pueden ser clave en un futuro. De todas formas, no todo tiene porque ser obras maestras ni pretender serlo, existen esos juegos que rellenan el catálogo de una plataforma y suponen una alternativa dentro de otros más grandes, y Just Cause 4 es uno de ellos.

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Autor: ThunderPayne7 Ver todos los post de