Destiny 2: Eclipse

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Destiny 2 se ha convertido sin duda alguna en uno de esos juegos estandartes en lo que juego-servicio se refiere. Tanto ha sido así que Sony ha apostado muy fuerte por Bungie y adquirió el estudio hace un tiempo. Estamos ya en 2023 y después de un retraso importante de muchos meses, la expansión Eclipse ha salido, se ha liberado la Raid y con todo ello, una buena base de horas de juego.

Expansión, la cual no ha estado exenta de errores, criticas y opiniones negativas de los fans. Desde su salida hace casi dos semanas, tenemos claro que no está en el top de las mejores expansiones codeándose con El Rey de los Poseídos, Renegados o La Reina Bruja. Bajo mi humilde opinión, son el TOP 3 de lo que ha ido sacando Bungie con el paso de los años. Con la expansión que nos llegó el pasado año, comenzó el final de Destiny 2 en lo que a historia se refiere, pone punto y final a la saga de la Luz contra la Oscuridad, que todo comenzó cuando nos llegó Destiny en 2014.

Con la salida de Eclipse solo queda La Forma Final, expansión que nos llegará durante el año 2024. Sin mas rodeos, ni presentaciones hablaremos de Eclipse.

La expansión nos ha dejado una sensación agridulce. Por un lado presenta visualmente y como campaña, lo que venían haciendo en La Reina Bruja. Nada mas comenzar, nos introducen lo que ha ocurrido en las últimas temporadas de Destiny 2 e inclusive brevemente la historia de la ultima expansión, por si alguien ha comprado la nueva aventura sin adquirir la anterior. Después de ese video introductorio, nos ponen una increíble y maravillosa CGI al mas puro estilo Star Wars, con un combate espacial que nunca habíamos visto en la saga. Después nos introducen en la campaña, nos dan el control y debemos de derribar una nave cabal. Hay que hacer frente al ataque del ejército de las sombras de Calus junto a las razas que se han aliado (Humanos, Cabal desertores y Caídos) en la Tierra, mientras descubríamos también que El Viajero, ese “dios” que otorgó poderes a los guardianes, despertó y también se unió a la lucha.

Con todo este despliegue efectista, comienza una buena campaña pero que tiene un problema, el ritmo. Como ocurrió en Mas allá de la Luz -y por entonces los fans se quejaron en repetidas ocasiones-, la introducción de la nueva subclase llamada Atadura… Bungie ha pecado muy fuerte de extender mucho en la campaña del juego, la obtención de la misma. Mientras avanzamos en las diferentes misiones, nos encontramos que la vamos obteniendo porque nuestro guardián es capaz de ver la atadura por Neomuna (el nuevo planeta ubicado en Neptuno). Al acercarnos a ese poder, podremos fusionarnos y activarlo durante un periodo de tiempo en la misión.

¿Qué ocurre? Pues al igual que con la subclase estasis de Más allá de la Luz, al acabar la misión nuestro personaje se debilitará y perderá esa subclase. Deberemos avanzar en la historia, con el pretexto escogido, que es que Calus -uno de los enemigos clásicos de Destiny 2– quiere hacerse con el Velo. Deberemos entrenar con la Atadura durante todas las misiones para, se supone, “controlar el poder” y hacer frente a este villano. Podría haberse acortado mucho mas y resumirlo en apenas dos misiones. Durante las cuatro o cinco horas que dura la expansión, estamos constantemente obteniendo y perdiendo dicha subclase.

Es una pena, pues parecía que Bungie había escuchado a la comunidad. La duración de la campaña no está mal, la dificultad es desafiante incluso en normal; es el modo que recomiendo jugar la primera vuelta para empaparse bien de la historia. En cooperativo lo he experimentado junto a un amigo -sin nadie más- en la dificultad Leyenda. Ha sido una experiencia muy pero que muy difícil y eso que yo ya me había pasado la campaña una vez y tenia un nivel alto de poder. Bungie no ha decepcionado en ese aspecto, con La Reina Bruja ofreció un reto en la campaña y con Eclipse lo ha mantenido y diría que superado en según que misiones, alguna se nos atascó y estuvimos mas de una hora para completarla.

Hablando de la historia, el argumento está bien contado, las cinemáticas son impresionantes pero se siente como que acaba apresuradamente; no ofrece respuestas claras a los fans y al revés, abre nuevas dudas. Durante la semana del lanzamiento de Eclipse, Bungie ya aclaró que durante las próximas temporadas o mejor dicho, este año, encontraremos respuestas a lo visto en el final de la campaña. En ese sentido, La Reina Bruja abría un melón que acabaron cerrando.

Uno de los contenidos que siempre llega con la expansión es una importante raid. Mientras redactamos este análisis se está celebrando el torneo de las primeras 48 horas, las cuales sirven para que la escuadra capaz de completarla por primera vez, se lleva increíbles premios como un cinturón de campeón -para cada uno de los integrantes-, merchandising y quedar inmortalizados.

La Raid llamada Origen de las Pesadillas es fácil y rápida de completar, eso no lo hace mala. Al contrario, hace que aquellos clanes o escuadras que semanalmente se animan a completarla para conseguir el mejor equipamiento, no tengan que soportar una raid complicada de finalizar. En nuestra memoria quedan raids como Azote del Pasado que es quizás la que se acerca mas a la nueva en términos de dificultad, pero que cada semana los jugadores la hacían sin falta porque era muy divertida de jugar.

Los enfrentamientos ofrecen nuevas mecánicas de juego donde practicamente todos los jugadores deben de cooperar para completarlos. Bungie ha sabido satisfacer a los que querían una nueva raid para jugar con amigos.

La nueva localización de Neomuna es toda una belleza. Respecto al arte, gráficos y el diseño en sí, esta expansión es impecable. La ciudad es como volver a jugar a Halo 3: ODST pero no con esa Mombasa, arrasada. Esta vez es una ciudad con luz, colores pero que está asediada por los Cabal y los Vex, son los dos principales enemigos que están en este mapa. El diseño es precioso, nos ofrece alturas y gracias a puntos esparcidos por todo el mapa, podremos engancharnos con nuestra nueva habilidad de atadura, el gancho.

La nueva subclase es muy versátil y como he llegado a pensar en muchas ocasiones, da una nueva capa de variedad a la jugabilidad de Destiny 2. Mientras subclases como la Solar, Estasis, Vacio o Arco estaban centradas en un combate mas a media distancia, la agilidad de Atadura permite moverte rápido por el escenario y agarrarte a enemigos con el gancho. Pero tiene un problema, que es quizás lo único malo que le veo a la subclase, se comporta en términos de enfriamiento de habilidades como las demás. Atadura nos ofrece un gancho que sustituye a las granadas. El gancho está asociado a la estadística de la disciplina, si quieres tener un enfriamiento mas rápido de dicha habilidad -como suele ocurrir con las granadas-, debemos de tenerlo en el máximo rango posible. ¿Cual es el problema? Que esa agilidad que ofrece la subclase, la pierde. El gancho es un arma muy peligrosa, no ya solo en el PVE sino en el Crisol o PVP. Entendemos por una parte que tenga que estar balanceado, pero pierde toda la gracia de tener algo tan versátil como eso y tener que utilizarlo cada cierto tiempo.

Por lo demás, se comporta de manera efectiva, tiene perks que podremos desbloquear al acabar la campaña que dan efectos a las habilidades de la subclase, como enganchar en hilos verdes a los enemigos para dejarlos atrapados como si estuvieran en una telaraña.

Como dijimos en un principio, la expansión tiene tantas luces como sombras. Nos ha gustado muchas cosas como el apartado gráfico, el jugable esta increíblemente bien ya sea la subclase y la dificultad pero la historia de la campaña y cómo está llevada, no está del todo bien ejecutada. Esperamos que en la expansión final llamada La Forma Final, Bungie no se guarde nada y de el 100% para ofrecernos ese final de saga (que no de Destiny) que llevamos esperando tanto tiempo.