The Order 1886

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Por fin, después de una larga espera desde su anuncio tenemos entre nosotros a The Order 1886, juego de Ready at Dawn que sin ninguna duda es de los juegos más esperados por los usuarios de PlayStation 4. Mucho se está hablando sobre él desde que el pasado viernes se publicaron la totalidad de análisis. La opinión general no ha sido la esperada y, contra todo pronóstico, The Order 1886 se ha quedado lejos de ser ese gran juego que justificaba la compra de una consola. Pero, ¿es realmente un juego malo?. Vamos a empezar dejando un cosa bien clara: The Order 1886 no es un juego, es una experiencia. Sí, RAD nos lo ha vendido como un TPS al uso y así lo han ido recalcando en cada una de las declaraciones que han hecho. Pero los jugadores, quiero creer, no somos tontos y según ponemos nuestras manos en el mando nos damos cuenta de que, si no llega a ser por los QTE, poco o nada lo tendremos en nuestras manos.

Vamos a hablar, sin más, de The Order 1886.

¿Recordáis los tiempos del Mega CD?. En el fallido periférico de SEGA vimos muchísimos títulos que basaban su jugabilidad en escenas cinemáticas que, a través de pulsaciones de botones, avanzábamos en el juego. Esto se ha ido extendiendo con los años hasta convertirse en un tipo concreto de «jugabilidad«, los llamados Quick Time Events. ¿Son realmente algo malo?. Yo siempre he pensado que bien llevados pueden ser positivos. Muchos juegos de la propia Sony los han añadido con acierto y, sin duda, hacen de muchas situaciones algo espectacular. El problema viene cuando tu base jugable se basa en ellos. Uno puede entender que al realizar una experiencia como The Order 1886, los desarrolladores quieran que el jugador participe continuamente en lo que ocurre en pantalla. Pero jamás puede ser una norma o, lo que es peor, una justificación para avanzar. Juegos como Bioshock nos han demostrado que una historia puede ser contada sin cortar la acción en ningún momento y, lo que es mejor aún, hacer que nos metamos de lleno en el mundo que nos presenta. Este es el primer fallo del videojuego que nos ocupa. Tiene todo para introducirnos en su Londres Steampunk. Gráficos, ambiente, personajes que si bien son un cliché continuo convencen y una historia a priori interesante. ¿Qué ocurre?, que todo se desinfla al ver lo que el juego nos quiere ofrecer.

Puedo entender que RAD buscase hacernos sentir en una película y que el juego abuse continuamente de vídeos. Incluso si ellos entienden este mundillo como un medio para contar historias y que éstas sean lo más importante por su trabajado lore (lo que viene a ser los personajes historia…), su trasfondo, etc. Todo esto se viene abajo cuando The Order 1886 tiene una historia digna de cualquier superproducción palomitera de verano y, para rematar, la acompaña de uno de los peores finales que un servidor recuerda. ¿Y cómo nos llevan a través de todo esto? Bien, para ser claros, The Order 1886 es una sucesión de vídeos en los que de una forma u otra participamos mediante los comentados QTE. Cuando no, el juego se convierte en una suerte de TPS que, desgraciadamente, no está a la altura de lo que se pide en pleno 2015. Y es que no pueden pretender hacer un juego de acción en el que no hay acción. No pueden pretender hacer tiroteos en los que no existe evolución alguna. El primer tiroteo del juego es igual al último. Mismas 10 armas, mismos enemigos, mismas mecánicas….todo es igual de principio a fin. ¿Y los enemigos finales? Imaginad que el primer enfrentamiento es una continua cadena de QTE en los que sólo debemos pulsar un botón y marcar la dirección de nuestro analógico. ¿Adivináis como es el último?. Sí, igual. ¿Dónde esta la evolución de nuestro personaje? ¿Y la variación de mecánicas? Insisto, si RAD hubiese vendido The Order 1886 como una experiencia todo esto podría pasarse por alto. Como TPS estamos probablemente ante uno de los peores videojuegos del género. No por su jugabilidad, la cual está bien ejecutada dentro de lo encorsetado que es todo. Pero esta tan falto de opciones, de evolución, de «alma«… que todo se va al traste al poco de disparar nuestra primera bala.

¿Qué nos queda entonces?. Bien, lo primero que llama la atención nada más ver a The Order 1886 en movimiento son sus gráficos. Aquí poco o nada se puede objetar. Estamos ante un nivel visual next gen que nos dejará con la boca abierta de principio a fin. Y es que lo que transmite el juego visualmente es algo que se os quedará marcado durante toda la generación. Esto es algo que, opinión personal, ha sido el lastre del juego. Todo el despliegue gráfico del que hace gala viene dado por lo pasillero que es todo, por lo limitado, por la nula exploración. Prescindiendo de todo esto RAD ha podido volcar al 100% a este apartado. ¿Consigue sorprender? Absolutamente sí, nunca has visto nada igual.

Algo parecido ocurre con su apartado sonoro, donde el doblaje al castellano ralla a un gran nivel y si no tienes de queja lo repetitivo que es seguir escuchando siempre las mismas voces que en otros juegos, es de nivelazo. Creo que he escuchado a Nathan Drake tantas veces ya que ha perdido toda personalidad en su voz. Eso sí, el sonido de las armas, las superficies por donde pisamos, la lluvia…todo está recreado de una forma tan magistral que no nos queda más que aplaudir a RAD por el esfuerzo realizado.

Poco más puedo decir de un juego que no es tal. Una experiencia que, al contrario de lo que afirman otros medios, sí dura una media de 5-6 horas -si se busca el platino dura un tanto más- y que, desgraciadamente, no recordaremos más allá de un apartado gráfico de otro mundo. Sólo apuntar una cosa, un servidor espera que éste no sea el camino a seguir en la industria. Jamás se podrá justificar que un videojuego sea todo menos esto, un videojuego. Ojalá Ready at Dawn se de cuenta.