Dark Souls 3

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Cuando nos adentramos en el reino de Lothric, algo familiar nos viene a la cabeza. Esa sensación de soledad, de peligro, de epicidad, de muerte. Dark Souls 3 tenía la difícil papeleta de estar al nivel de sus anteriores entregas y, para más inri, de Bloodborne. No en vano, Miyazaki (creador de la saga) ha sido el encargado tanto de este último como de Dark Souls 3. Y como siempre, la pregunta. ¿Está la tercera entrega de la saga a la altura?. Pues ojo, por que quizás estamos ante el mejor «Souls» de la saga.

No es fácil hacer un análisis de esta saga sin entrar en spoilers. Pensad que todo lo que ofrece siempre es sorpresa. Esa esquina que parece vacía, algo en el techo, un final boss sin previo aviso….todo es parte de la experiencia y hacen de los Souls algo único. Pero claro, ¿qué novedades de peso tiene esta entrega?. Lo principal, aunque suene muy típico, es que coge todo lo bueno de la saga y lo junta en un único título. Esto incluye ciertas cosas de Bloodborne como puede ser la agilidad de nuestro personaje, el inventario limitado que se rellena en la hoguera siempre que tengamos items en la reserva y, como algo completamente nuevo, las habilidades. Éstas tienen barra propia y son totalmente fundamentales para no desesperarse en ciertos momentos de la aventura.

En cuanto al control, se agradece que Bloodborne sea una fuente de inspiración para este Dark Souls 3. No nos malentendáis, se juega y se siente como siempre, pero el personaje ya no es tan pesado como antes y podremos hacer auténticas maravillas desde el minuto uno, sobretodo con la variedad de builds que podemos hacer con cada clase.

Tanto si sois novatos en la franquicia como veteranos, podéis estar muy tranquilos respecto al control y las mecánicas del videojuego. Como es de recibo, el principio de Dark Souls 3 y hasta el primer final boss, se juega siguiendo los pasos de un tutorial que va sucediendo por la primera zona. En determinados espacios nos adiestran con marcas de sangre para que aprendamos los movimientos que más hay que tener en cuenta. En resumidas cuentas, son los mismos de siempre incluyendo el counter de Bloodborne. Lo más relevante como siempre, es controlar la energía / stamina, asestar golpes precisos y contundentes, observar los patrones de los enemigos y por supuesto, nunca viene mal fijar al objetivo que debemos hacer frente para no perderlo de vista.

Diez clases en total son las que podremos elegir, conservando las clásicas de la saga y añadiendo nuevas. Hay que saber elegir bien de primeras la clase que queremos y que se adapte a nuestro juego. Tened en cuenta que al ser el Souls más ágil os puede ir mejor jugar sin escudo y más rápido, siendo el asesino la opción ideal para ello. Para los menos experimentados sigue la clase caballero. Espada y escudo es todo lo que os hará falta para hacer frente a vuestros enemigos….aunque siempre podéis ir con armas a dos manos. Siempre es importante que vosotros os amoldéis al juego, no al contrario.

Otra cosa que quizás no guste a los veteranos es que las piezas de armadura tienen estadísticas únicas y no se pueden mejorar. Todo lo contrario a las armas, que con el herrero que está disponible podremos subir sus stats y, si tenemos una arma legendaria, aprovechar sus habilidades o poder de ceniza, para ejecutar ataques que dejarán de rodillas a los enemigos más temibles. Y hablando de enemigos, From Software ha vuelto a rizar el rizo para crear unos diseños que nos atormentarán a cada paso que damos. Sí, quizás algunos son muy conservadores, pero otros están sacados directamente de mentes retorcidas. A destacar los final bosses, que si bien reciclan muchas mecánicas de los anteriores juegos, tienen un diseño espectacular. No os creeréis el tamaño de algunas criaturas, hasta tal punto que dudaréis más de una vez en como entrarles para derrotarlas. ¿Y qué pasa una vez vencemos a los enemigos y conseguimos almas?. Pues en el santuario principal (muy parecido al nexo de Demon´s Souls o la pesadilla del cazador en Bloodborne) podremos subir nivel, comprar objetos con ellas y otras cosas que no os vamos a desvelar.

Una vez más, el mundo que nos ofrece Dark Souls 3 está conectado entre sí mediante hogueras. Estas últimas indispensables para guardar la partida, poder viajar rápidamente entre ellas y otras opciones que iréis viendo. Con una estructura tipo árbol, Lothric crece como si fueran diferentes ramas y preparadas para conectar todo. Si, las primeras horas son bastante lineales pero una vez avanzados tendremos que investigar cada esquina para, ya no encontrar equipo o ese objeto que nos puede salvar la vida, si no para abrir atajos que nos faciliten el no volver a pasar por cierta zona que nos costó horas atravesar.

Toca hablar del apartado gráfico del juego. 1080/30fps en PS4, 900/30fps en One. Más allá de eso From Software vuelve a caer en los mismos vicios de siempre, con un framerate bastante inestable y un molesto popping que aparece sin saber bien por qué. A cambio de estos fallos tenemos el Souls más cuidado en lo gráfico y con un diseño artístico marca de la casa.  Donde no hay queja alguna es en la banda sonora. Sólo con escuchar los primeros compases de la canción principal sabemos que estamos ante algo grande, épico y que va a más en los enfrentamientos clave del juego.

Si bien nos hubiera gustado profundizar más en el juego, Dark Souls 3 nos ofrece 40 horas de duración incluyendo a los bosses opcionales que encontraremos repartidos por su enorme mundo. Ya sabéis, nunca visitaremos todos los lugares que el juego nos ofrece y esas horas se pueden disparar hasta el infinito si queremos tener absolutamente todo. Desgraciadamente hasta su lanzamiento oficial no podremos disponer de sus modos online que, ya os adelantamos, serán los mismos de siempre. Invocar a otros jugadores para que nos ayuden e invadir o ser invadidos por otros.

Recordaros que el juego tendrá un seasson pass que, si bien no se ha detallado aún, si que ofrecerá dos nuevas zonas y enemigos únicos. En los próximos meses se dará más información al respecto.

Sin duda estamos ante uno de los lanzamientos más importantes del año. Dark Souls 3 ha cumplido con todo lo prometido y, manteniendo la misma fórmula pero refinando todo aún más, se convierte por méritos propios en el mejor juego de lo que llevamos de año y, como era de esperar, uno de los más redondos de esta generación. Ya sabéis, «Prepare to die«.